sábado, 30 de octubre de 2010

El baúl




Mi padre solía decirme que lo mire, que lo investigue, no sea cosa que en algún lugar escondido tuviera algún tesoro. Yo me paraba frente a él, hipnotizada, como si en un abrir y cerrar de ojos me daría todo lo hermoso que escuché trajo de Europa.
Mi nona Sarina, llegó con él cargado de joyas, telas, todas las riquezas de su país lejano.
-buscá, seguro encontrarás algo.
Más tarde escuché decir que todas se fueron vendiendo para poder mantener la familia que mi nona formó y ahí estaba yo, esperando que, como un mago, me sacara de su interior todas sus cosas.
Él me miraba vacio, gris, como diciéndome “ya cumplí mi cometido”.
Pero yo insistía y todas las tardes me acercaba y lo miraba.
Un día cuando lo abrí sentí ganas de llenarlo, cerré los ojos fuertemente y como un velo mágico de mi mente, comenzaron a salir historias, cantos, refranes, recetas… lo transformé nuevamente en el baúl misterioso que atravesó los mares.
Desde ese día se convirtió en el guardián de mis sueños, celoso, fiel, incomparable. Hoy que el tiempo ya pasó pude comprender que con el corazón se ve más allá de las cosas, que sigo buscando, algunas aparecen sin darme cuenta y otras que forman parte de mí desde hace tiempo.










1 comentario:

  1. me encantan sus relatos...tuve la oportunidad de asistir a sus talleres en el 1er Congreso Internacional de Lenguas en Resistencia Chaco...me sirvió mucho para trabajar con mis alumnos. Cariños

    ResponderEliminar